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Escuela Nueva desde hace cuarenta años

Por October 12, 2018July 3rd, 2019One Comment

Gracias a la Fundación Escuela Nueva tuvimos la oportunidad de visitar una escuela que aplica el modelo educativo que ellos han desarrollado e implementado: Escuela Nueva Activa. Fue la primera iniciativa de educación alternativa de Bicionarios, por lo que nos centramos en contar nuestra experiencia con los niños y el profesor, presentar el modelo y plantear algunas reflexiones y cuestionamientos alrededor de él.

El Alto de la Línea, en la cordillera central de los Andes colombianos que une los departamentos de Tolima y Quindío, es una vía en la que se moviliza el 60 por ciento de las mercancías que entran y salen del país. Fácilmente por allí pueden transcurrir a diario más de dos mil camiones, buses y vehículos particulares, según estimaciones del Instituto Nacional de Vías de Colombia.

Gracias a una sumatoria de casualidades, entre ellas un par de derrumbes que hubo en algunos tramos de La Línea, tuvimos el privilegio de ascender y descender sin ningún vehículo los 45 kilómetros que unen a Cajamarca (Tolima) y Calarca (Quindío). Este recorrido fue como una metáfora de la forma en que se armoniza el esfuerzo durante el ascenso y el placer en el descenso (para conocer la travesía pueden ver nuestro Vlog 04: Cruzando La Línea en bicicletas de bambú. El destino de esa jornada de pedaleo era llegar hasta la escuela La Cabaña, una escuela demostrativa del modelo pedagógico Escuela Nueva Activa (ENA), que está ubicada en la zona rural del municipio de Buenavista, en Quindío, en donde confluye una alegoría a la pequeñez porque íbamos a llegar al municipio más pequeño dentro del departamento más pequeño de Colombia.

Un acercamiento al modelo Escuela Nueva Activa

 

Hacia las 6 de la tarde arribamos a la escuela. Habíamos llegado con mucha expectativa a la primera iniciativa educativa de la ruta de Bicionarios. Nos encontramos con una gran casa colorida, columnas verdes y paredes con un juego geométrico de azules, naranjas, rojos y blancos. Allí pasaríamos la noche. Durante la organización de nuestro equipo de dormir, pensando en el encuentro que íbamos a tener al siguiente día con los niños, recordamos lo que conocíamos de la Fundación Escuela Nueva y su propuesta educativa.    

La Fundación Escuela Nueva (FEN) se creó en 1987 gracias al apoyo de la Fundación Interamericana de Estados Unidos (IAF), la misma organización que nos viene respaldando para tener un contacto directo con diferentes proyectos sociales que ellos han financiado. Pero siempre con la claridad de que no vamos en representación de ellos, somos independientes.

La FEN aprovechó, potenció y desplegó un modelo pedagógico ENA, que fue diseñado en Colombia a mediados de los años 70 por tres personas con conocimientos y experiencias en el campo educativo: Vicky Colbert, Beryl Levinger y Óscar Mogollón. La idea fue crear una solución efectiva para mejorar la calidad, la eficiencia y la sostenibilidad de la educación, con base en la puesta en práctica de las teorías de expertos históricos en el campo educativo como Maria Montesosori, Jean Piaget, Lev Vygotsky, entre otros. En términos pragmáticos, uno de sus mayores intereses en la aplicación del modelo era centrarse en los estudiantes y lograr que ellos tuvieran un aprendizaje activo, participativo, personalizado y cooperativo. Además el modelo fue pensado bajo un principio en el que el maestro pueda atender de forma diferenciada las distintas necesidades de aprendizaje de los estudiantes, y que también fomente la participación coordinada de distintos actores (maestros, directores, padres de familia y comunidades) para que los propósitos educativos funcionen y garanticen el aprendizaje.

Desde un inicio, el modelo se ejecutó en escuelas rurales aisladas y que fueran multigrado, pero actualmente ya hay evidencias urbanas. Además el modelo se ha venido adaptando a otros contextos y países en Suramérica y Centro América como Guatemala, Nicaragua, México, Paraguay, Perú y Chile, entre otros.

En el artículo de Vicky Colbert y Eduardo Vélez, ¿Por qué Escuela Nueva y otras soluciones educativas efectivas no se han aprovechado al máximo?, previo a responder la pregunta del título, afirman que hay una amplia evidencia de que el modelo ENA mejora la calidad educativa. Según ellos, estudios de varias partes del mundo han demostrado que ENA mejora los indicadores de eficiencia escolar y las habilidades de los alumnos, tanto académicas como blandas. Puntualmente, en 1987 en Colombia, se implementó como política nacional por más de 10 años (Plan de Universalización de la Educación Básica Primaria) y ayudó al país a alcanzar la universalización de la matrícula rural, llegando a aproximadamente 20,000 escuelas.

En el año 2012, durante una alentadora conversación con Vicky Colbert en la oficina de la Fundación que queda en el barrio la Soledad de Bogotá, ella nos compartió con ojos cargados de convicción, que su propósito soñado con la Fundación es liderar un movimiento global para mejorar la vida de los más vulnerables a partir del modelo Escuela Nueva Activa.  

Una intensa jornada escolar

 

Habíamos pasado la noche en la escuela y era el momento de conocer a los niños y al profesor Carlos Carmona, la persona que está al frente de la escuela. Tanto ellos como nosotros teníamos muchas expectativas de la jornada escolar que íbamos a compartir.

Desde hacía mucho tiempo no ingresábamos a un aula de clase de primaria. Nos sentamos en las mesas con los niños para interactuar con ellos respetando sus dinámicas cotidianas. Éramos conscientes que no podíamos reconocer todas las bondades y desafíos del modelo ENA por el poco tiempo que íbamos a tener con los niños y el docente, pero queríamos lograr reconocer algo básico del modelo: que el proceso educativo no se centra en la transmisión de información a los estudiantes, sino que se enfoca en lograr una construcción social del conocimiento en la relación entre el docente, los niños y los diversos actores que entran en juego en los procesos educativos. Con nuestra presencia allá quisimos aportar a esa construcción a partir de la experiencia que tendríamos.

Nos sentamos en las mesas trapezoidales, un objeto central del aula pensado para favorecer la interacción entre los estudiantes. Desde allí exploramos el salón con miradas inquietas. Era hora de escuchar al profesor. Carlos se presentó y nos demostró su convencimiento del poder educativo del modelo de ENA. Nos dijo que para su buena aplicación, era clave que el espacio en el que estábamos fuera un lugar rico en recursos, rincones temáticos y objetos pedagógicos. Su intención es que los niños se apropien de todo lo que tienen a su disposición para aprender a aprender. En el rincón de ciencias vimos equipos de laboratorio, semillas y plantas, que estaban junto a las guías de aprendizaje. Esas guías son un apoyo central para Carlos. Fueron pensadas y creadas para corresponder con la propuesta del modelo ENA. Ella se enfoca en facilitar un aprendizaje colaborativo entre los niños, en el que se conjugue el trabajo individual y colectivo con actividades didácticas y de reflexión. Además busca extrapolar la experiencia en la escuela con el contexto donde están los estudiantes, siempre y cuando se logre un aprovechamiento y adaptación adecuada.

También reconocimos en el aula recursos pensados para favorecer la autonomía de los niños. Por ejemplo, ellos tienen un autocontrol de asistencia, cada uno llega en las mañanas y anota en un listado que asistió a clase. De forma complementaria existen buzones de sugerencias y de compromisos para que los niños tengan voz dentro del aula, tanto para proponer posibles cambios de los mismos estudiantes que favorezcan las buenas interrelaciones, así como plantear mejoras al espacio, cambios en las actividades y recomendaciones a los demás compañeros.

Era nuestro momento. Nosotros conjugamos la planeación y la intuición para sorprender a los niños. Les contamos historias de nuestro viaje. Les explicamos de forma sencilla en qué consiste Bicionarios y los invitamos a descubrir el mapa de Suramérica. Algunos niños reconocieron las extensas distancias que nosotros vamos a recorrer cruzando diversos países. Además, vimos algunos videos de nuestras jornadas en las carreteras. En esos momentos, percibimos como algunos niños se sorprendían al vernos recorrer las vías colombianas y al vernos montados en bicicletas de bambú con un montón de maletas. Pero la experiencia que más disfrutaron los niños fue tener la oportunidad de descubrir nuestro equipaje; que se acostaran dentro de nuestros sacos de dormir para que sintieran y se imaginaran durmiendo en una carpa al lado de la carretera. Fue el momento en el que florecieron más risas genuinas.

Corrimos y jugamos, pero también hubo momentos para conversar mientras hacíamos un recorrido con los niños por los proyectos de la huerta y la caseta de avistamiento de aves que hay en la escuela. Ellos nos mostraron el lugar donde cultivan lechuga, cebolla, cilantro y remolacha, y donde cosechan naranjas, mandarinas y aguacates. Luego nos compartieron cómo aprenden de la experiencia de observar y registrar aves de la región, donde se admiran con las Tángaras, los Azulejos, las Mirlas o los Carpinteros.

Carlos es un abanderado de educar a partir de las enseñanzas del campo, por lo que comparte con los niños las historias de las plantas medicinales y sus usos en el botiquín vivo de la escuela. Él busca demostrarles a los niños que los malestares de las personas también pueden ser solucionados solo con conocer las bondades de la naturaleza.

Aunque en la Cabaña, Carlos cree que ha logrado resultados educativos importantes con los estudiantes, es consciente que hay complejidades del contexto rural que dificultan los procesos diferenciados de aprendizaje. Él sabe que no logrará cumplir muchos objetivos pedagógicos si no tiene apoyo, por lo que valora que el modelo contemple la ejecución de un gobierno estudiantil con el propósito de que los estudiantes ayuden a cumplirlos. Este gobierno se compone de diferentes comités, como el comité de deportes, el ambiental, el de comunicaciones, entre otros. En esos comités los niños se esfuerzan por desarrollar actividades que demuestren la importancia de su área para la formación de los estudiantes.   

Un aspecto destacable del trabajo docente de Carlos es que él genera vínculos cercanos con cada estudiante para reconocer sus ritmos de aprendizaje, sus contextos familiares y desafíos personales. Por ejemplo, tuvimos la oportunidad de conocer la historia de Ximena, quien nos hizo recordar a Paula, la protagonista de la película francesa La Familia Bélier. Los padres de Ximena son sordomudos, su padre es guadañero (corta la hierba de los campos con la guadaña), mientras su madre está haciendo una práctica con el Servicio Nacional de Aprendizaje de Colombia (SENA). Ximena tiene 9 años y desde los 5 aprendió a ser intérprete gracias a una tía y su mamá. Cuando le hicimos la típica pregunta de qué quería ser cuando grande, recibimos una respuesta inesperada: “quiero ser intérprete profesional, quiero ayudar a personas con problemas como los de mis papás”.

Carlos tiene una intención muy clara en la escuela y siempre la destaca en las entrevistas que le han hecho. Él quiere enamorar a los niños del campo y que comprendan bien su territorio natural y rural. Que antes de buscar oportunidades en la ciudad vean posible una vida en el campo. Por eso es tan importante para él tener en la escuela una huerta, un botiquín vivo o promover el avistamiento de aves. Carlos se ilusiona con ver en el futuro a sus estudiantes convencidos de vivir y disfrutar del campo.

¿Qué dificultades existen para aprovechar el potencial de soluciones educativas alternativas?

 

En el documental argentino de German Doin, La Educación Prohibida, entrevistan a Vicky Colbert. Para los que no lo conocen es un documental independiente que genera fuertes cuestionamientos a las formas de escolarización, modernas y predominantes, y hace una invitación a reconocer otras formas de entender la educación, visibilizando experiencias alternativas. En aquella entrevista, Vicky Colbert menciona una frase contundente: “un problema educativo de fondo es que los sistemas educativos no han cambiado tan rápidamente como la sociedad.” Detrás de esta afirmación hay un conjunto de cuestionamientos fuertes sobre las dificultades para aprovechar el potencial de cambio social que tienen las innovaciones educativas. Algunas ideas sobre esto, Eduardo Vélez y ella, las exploran en el artículo presentado anteriormente, ¿Por qué Escuela Nueva y otras soluciones educativas efectivas no se han aprovechado al máximo?, pero ahora es el momento de centrarnos en las posibles respuestas a este cuestionamiento.

La primera afirmación directa y severa de ellos es que “las innovaciones educativas son vulnerables a los cambios políticos y administrativos (…) Esta evidencia sugiere que no es suficiente demostrar que una innovación funciona para que los gobiernos la adopten como política.” Además, cuando existen aparatos de estado con serias debilidades o capacidades limitadas para brindar apoyo estratégico, financiero y operativo a modelos educativos como el de ENA, surge como posible solución la cooperación internacional. Pero ese apoyo extranjero es por tiempo limitado y en ocasiones, no logra la sostenibilidad de los proyectos que apoya; más aún cuando son de alta complejidad como algunas propuestas educativas alternativas. Es decir, el apoyo extranjero es una gran oportunidad, pero sin el apoyo gubernamental puede ser sorprendentemente insuficiente.

Además de las dificultades con los gobiernos, también hay retos propios de la implementación del modelo, pues su despliegue técnico y operativo es muy exigente, y si el modelo no se implementa completamente se verá afectada seriamente su efectividad. Por ejemplo, si no se realiza un trabajo fuerte en la formación y entrenamiento docente, no se mitiga su continua rotación y si no se comprende bien la forma de aprovechar las guías de aprendizaje, el modelo estará seriamente limitado.   

Frente a este reto con los docentes, Carlos desarrolla esfuerzos como líder de la red de docencia departamental del Quindío, compuesta por 222 escuelas que aplican el modelo ENA. Su deseo allí es formar una “red de maestros enamorados del modelo, donde prime el aprendizaje entre docentes”.

Si bien es cierto, uno de los desafíos más gruesos es que el gobierno decida apoyar de forma rigurosa y sostenible modelos de estas características, como ya se mencionó, otro reto central de su implementación es lograr que exista una comprensión y apropiación del modelo por parte de la sociedad civil, y de esa manera otorgarle mayor legitimidad a su ejecución y aprovechamiento. Nosotros, como parte de la sociedad civil, queremos demostrar nuestro compromiso e interés de entender el modelo, compartir sus logros y desafíos, e ilusionarnos con la implementación de modelos educativos alternativos y transformadores en Colombia.

(Para aquellas personas que quieran conocer más de la Fundación Escuela Nueva y del modelo, pueden ingresar a su sitio web. Para conocer desde otra perspectiva a la Escuela La Cabaña y sus personajes, pueden ver el vlog 05 de Bicionarios. Y si alguno se interesa en conocer la escuela, sus puertas están abiertas)

 

Escrito por: Nicolás Sandoval González

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