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Hace más de 20 años Petit y Franz llegaron al Valle Sagrado de los Incas y en Urubamba han construido un legado que durará mucho más. Tras iniciar su proyecto de hotelería empezaron a apoyar a diferentes escuelas de la zona con temas de infraestructura, luego quisieron incrementar el impacto de su labor y fundaron el Colegio Intercultural Sol y Luna. Entrevistamos a Petit, quien está al frente de este proyecto, y estas fueron algunas de las impresiones que resultaron de esa conversación.

¿Cuál fue tu motivación para crear la Asociación Sol y Luna?

No sé si se puede hablar de motivación para haber fundado la Asociación, creo que es más que todo una elección de vida. Nací en una familia privilegiada que se manifiesta no solo en una dimensión económica sino principalmente en la educación a la que tuve acceso. Siempre me molestó profundamente la idea de que mientras yo tenía acceso a una educación de calidad, hubiera personas que no pudieran educarse por no tener el dinero suficiente para hacerlo. Igual con la idea de poder caminar mientras otras personas no pueden hacerlo, me crea cuestionamientos a los cuales no tengo respuesta. No creo que los privilegios que he tenido se tengan que limitar para disfrutarlos para mi únicamente y poder tener una vida más fácil. Por el contrario, he hecho uso de mis capacidades y del dinero que he generado a partir de los proyectos que lidero no sólo para mi y para tener una vida más cómoda, sino para los demás. No puede ser que la vida sea algo tan básico como disfrutar de los privilegios que he tenido mientras otros tienen vidas mucho más complicadas que enfrentar. Siento que debe haber un propósito detrás de la vida que me ha correspondido. No me interesa seguir generando más dinero para acumularlo en una cuenta, si lo tengo siento que es para compartir y vivirlo con los demás.

¿Cómo llegaste al Valle Sagrado en Cusco?

Vivo en el Valle hace 25 años, no pertenezco originalmente al sector turístico, la verdad es que soy economista formada en Londres, pero de esta formación me queda poco. Trabajaba en Lima en el sector minero y luego tomé la decisión de mudarme a la sierra con mi familia. Una vez tomamos esta decisión de vida, empezamos a compartir con las comunidades, conocer su estilo de vida y empezamos a notar grandes faltantes como escuelas de cerca de 200 estudiantes sin ninguna instalación sanitaria. Esto nos mostró que sería útil nuestra presencia acá, sin embargo, eventualmente nos dimos cuenta de que éramos bastante inútiles para hacer frente a las necesidades más importantes. Sólo éramos dos personas que no podíamos abordar las necesidades más importantes que se manifestaban.

El colegio nació hace 10 años, 15 años después de haber iniciado la asociación y a partir de los aprendizajes de haber interactuado con estas comunidades durante ese tiempo. Nos dimos cuenta de que existían falencias importantes en el modelo educativo que se estaba impartiendo, pero las instituciones no nos permitían incidir en este campo, sólo nos veían como una fuente de apoyo para mejoras en infraestructura e implementos. Por eso iniciamos el colegio, para hacer algo mucho más fuerte y mucho más concreto para aportar a esta realidad. Pero no queríamos hacer un colegio para niños pobres, esto tampoco debería existir, es un colegio que está abierto a todos, pero donde todas las decisiones se toman en torno al bienestar de los niños humildes manteniendo las puertas abiertas a otras realidades.

¿Qué impresiones ha generado esta mentalidad en los padres de familia que tocan las puertas del Colegio Sol y Luna?

Existen familias que nos buscan porque el nivel académico que le podemos ofrecer a sus hijos es bueno, pero no quieren que ellos estudien con niños del campo que tienen menos recursos económicos que ellos. En estos casos los dejamos ir porque para nosotros es claro que no hay ningún problema con que niños pobres y ricos puedan estudiar juntos, es una cuestión de modificar los prejuicios. Muchas veces nos han dicho que si seguimos así acabaremos con un colegio lleno de niños pobres y por mi perfecto, no tengo ningún problema con eso.

¿De dónde surge la idea de vincular a niños con diferentes condiciones de discapacidad?

Paqari, que significa renacer en quechua y es el nombre de esta área, surge de una interacción que promovió un voluntario, donde buscaba que incluyéramos a Carito, una pequeña de 3 años que ahora vive en el hogar porque estaba en un hogar complicado en el que no estaba recibiendo el debido cuidado. Una vez allí conocimos a Alejandra, una chica con varios diagnósticos que estaba en condiciones deplorables cuando la conocimos, y empezamos a conocer más de la labor que estaba haciendo este voluntario con niños con diferentes condiciones de discapacidad. Al conocer las limitaciones que tenían en cuanto a tener un espacio adecuado para trabajar, para transportar a los niños desde sus hogares hasta el lugar donde trabajaban, y para brindarles una alimentación, decidimos incorporarlos al colegio en un espacio que inicialmente habíamos concebido como un laboratorio. Así empezamos a tener un poco más control sobre lo que hacían con los chicos, y por diferencias con la forma de trabajar de su equipo, decidimos hacernos cargo del cuidado de los niños.

Sin embargo, esta no es la única expresión de inclusión que tenemos en el colegio, se trata de inclusión en muchos aspectos. Por ejemplo, mi hija se sintió excluida por ser la hija de la dueña del colegio y yo nunca me di cuenta por estar atenta a la inclusión de los demás niños. También está el caso de Juanito, que tiene una realidad completamente diferente, él vive en un hogar entre semana, pero los fines de semana tiene que trabajar para apoyar a su familia. Esto quiere decir que tiene muy poco tiempo para vivir, para disfrutar de su tiempo libre.  Aún así se ven como iguales porque han tenido la oportunidad de crecer juntos. Puede que algunos se destaquen académicamente y otros en otras áreas, pero igual funciona.

De ahí pasamos al hogar, nosotros hace 4 a 5 años nos dimos cuenta de que necesitamos contar con uno porque nos encontramos con realidades muy complicadas, empezamos a notar que algunos de nuestros estudiantes estaban siendo abusados y en unas ocasiones esto quiere decir abuso sexual y no podemos tolerar eso.

El colegio Sol y Luna es llamado un colegio intercultural, ¿de dónde surge este enfoque y cómo lo manejan en el colegio?

La interculturalidad la incorporamos de una manera muy natural, ni siquiera es un concepto que manejara. Todos tenemos el derecho de ir a la escuela sin importar el lugar en el que hayamos nacido, pertenecemos al mismo mundo y si no nos educamos juntos cómo podremos vivir en armonía, es imposible. El mundo sería diferente si lo hiciéramos. La interculturalidad que queremos promover es una con igualdad de derechos.

¿Cuál es uno de los momentos difíciles que recuerdas a lo largo de tu historia en el Valle?

El hotel inició sus operaciones en el año 2000, está a punto de cumplir 20 años, y aunque son muchos los momentos difíciles no puedo ir pensando en esto. Usualmente es de temas de dinero, el presupuesto anual de la fundación es bastante alto y cuando lo veo de esta manera es muy fácil sentirse abrumado, pero cuando lo trabajamos mes a mes lo logramos. Los momentos más complicados fue descubrir que algunos de nuestros estudiantes habían sido abusados. Pero no podemos dejar que esto nos detenga.

¿Cuál es la meta que quieres alcanzar con la filosofía que promueve el colegio?

El único resultado que espero de los chicos, así como de mis hijos, es que sean seres humanos decentes. Puede que ellos no hayan ido a la escuela con la mejor infraestructura, pero han contado con los mejores profesores que les pudimos conseguir. Incluso, ahora que mi hijo va a asistir a otra escuela para cursar el bachillerato internacional, se da cuenta del valor de la educación que ha recibido, porque si bien este otro colegio cuenta con mejores instalaciones, no tiene corazón. Tendremos muchos tipos de egresados, algunos serán profesionales y otros no, pero la meta es que sean mejores personas. Ya sean abogados o campesinos, lo importante es que ambos se puedan agachar y dar la mano.

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