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Desde el día en el que dije en mi trabajo que iba a renunciar para iniciar un viaje en bicicleta con un grupo de amigos y llegar a la Patagonia, la sorpresa nunca cesó. Al agregar que la bicicleta en la que lo haríamos es de bambú, y que la hicimos con nuestras propias manos, la sorpresa se conviertió en duda “¿Sí les durará todo el viaje?, ¿No te da miedo que la hayas hecho tú mismo?” Aunque duele un poco admitirlo, parte de estas dudas estaban en mi interior pues antes de iniciar el recorrido no es posible saber lo que nos deparará.

Iniciaremos nuestro recorrido hacia Argentina después de haber probado la bicicleta durante 300 kilómetros de camino hasta Cumaral y de vuelta a Bogotá. En esta prueba llevamos nuestras maletas cargadas con todo lo que necesitaremos (o eso creemos) para llegar hasta el extremo del cono sur. Iniciamos en Bogotá a 2.600 m.s.n.m., cruzamos la cordillera oriental alcanzando los 3.480, y bajamos hasta los 450 m.s.n.m al llegar a nuestro destino. Aunque la lluvia nos acompañó cruzando la montaña y luego un fuerte sol nos dio la bienvenida en la puerta al llano, en ningún instante sentí que la bicicleta no soportara el peso o las vibraciones de las vías sin pavimento. Gané una confianza tranquilizante con esta prueba, de cientos de otras bicicletas de bamboo como la mía que están rodando en más de 6 países y lo han hecho por más de 7 años. La mía es la 391.

Es impresionante la cantidad de reacciones que genera la bicicleta  en cada parada que hacemos en el camino, ciertamente no es nada usual encontrarse con una bicicleta de origen vegetal en la era del aluminio y la fibra de carbono. Después de preguntarnos si son de guadua y si son más livianas que las convencionales, mucha gente nos pregunta dónde conseguimos nuestras bicicletas, pero la historia no tiene un origen particularmente alegre. Antes de iniciar el viaje, y después de haberlo estado planeando por cerca de dos años, nos robaron una de las bicis que pensábamos llevar. Fue un duro golpe anímico que nos obligó a encontrar alguna alternativa para reemplazarla así no contaramos con el presupuesto para hacerlo.

La opción que elegimos fue aprovechar para encontrar una bicicleta que fuera tan icónica como esperábamos que fuera el viaje. La búsqueda nos llevó a Bamboocycles, un emprendimiento mexicano liderado por Diego Cárdenas que desafía la idea que una bicicleta tiene que ser metálica para que sea duradera y confiable. Al inicio fueron muchas las horas que dedicó a afinar el diseño y a la prueba de decenas de especies de bambú para encontrar la más resistente, fue en la península de Yucatán donde encontró la indicada. Ahora ya son cientos de bicicletas las que ruedan luciendo su estilo único y su espíritu desafiante.

Aunque sus bicicletas se pueden comprar completamente ensambladas, Diego ofrece un alternativa que refuerza el revolucionario carácter de su proyecto, te da la oportunidad de armar tu bicicleta con tus propias manos. Cuando escuchamos sobre esta posibilidad quedamos cautivados con la idea de imprimir nuestro propio sello en quien sería nuestra compañera en nuestro viaje de ensueño. Fueron sólo 3 días de trabajo, aunque en el primer momento la tarea se veía mucho más lejos. Iniciamos sólo con el tenedor y la rueda trasera, pero los cambios se empezaron a notar rápidamente. Contrario a lo que esperábamos, tardamos mucho menos ensamblando el marco que puliendo los detalles. No olvidaré la primera vez que la vi terminada, cuánto orgullo por el trabajo realizado y cuántas ganas de recorrer el mundo en ella.

Desde el principio nos pareció fascinante este uso del bambú por ser un recurso renovable, biodegradable y que durante los dos años en los que estuvo con sus raíces en el suelo capturó carbono y contribuyó con la conservación de fuentes hídricas. Este aspecto cobra especial importancia ya que el viaje por Sudamérica es mucho más que un viaje, es un proyecto llamado Bicionarios que busca dar visibilidad a emprendimientos sostenibles que generen impactos sociales y ambientales positivos, así como a líderes de proyectos que desafíen las inconformidades y emprendan el camino hacia el cambio.

De esta forma, Diego Cárdenas se convirtió en una de las primeras personas que creyó en este proyecto de largo aliento. Con su apoyo permite que nuestro recorrido lo hagamos en un vehículo que a su vez es una invitación hacia el pensamiento divergente.

Escrito por: Sergio Martínez

2 Comments

  • Ma. Isabel Sandoval Gómez says:

    Enorgullece su iniciativa y el proyecto Bicionarios, una puesta en escena del talento que tiene Colombia!! Felicitaciones! Son la muestra clara de lo que se quiere se puede! Adelante! 🤗🤗

    • Sergio Martínez says:

      Gracias por tu mensaje Maria Isabel, nos llena de energía para seguir adelante con nuestro proyecto!

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